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------------------ Colonizando las antigüedades de América Latina Los países latinoamericanos no escaparon de las aspiraciones coloniales de las potencias euroamericanas. Desde su independencia en las décadas de 1810 y 1820 (ver mapa 1), la mayoría de los países latinoamericanos atravesaron un período de caos que allanó el camino para la intervención de otras potencias. La inestabilidad política durante las primeras décadas de independencia resultó en un aumento en el número de países latinoamericanos de habla hispana, de los ocho creados tras la independencia a dieciocho al final del siglo. Se produjeron algunas colonizaciones efectivas en el apogeo del imperialismo: los intentos franceses de controlar la política mexicana en la década de 1860 llevaron a la conversión de la colonia británica de facto de Honduras Británica en una colonia de la Corona en 1862. La presencia europea fue especialmente marcada en las islas del Caribe. En la mayor parte de América Latina, sin embargo, la colonización directa no fue la opción elegida por las potencias externas, y en su lugar se practicó el imperialismo informal. Los historiadores económicos han ignorado en gran parte la cuestión de si las potencias imperiales intentaron obtener de sus imperios informales algo más que una ganancia económica. Esta es obviamente una cuestión compleja cuya respuesta puede intentarse observar cómo se manejaron las antigüedades. Gran Bretaña jugó un papel clave en la economía de países como Argentina, Chile y Brasil, mientras que Francia se convirtió en uno de los principales actores en México. Como se vio en los dos capítulos anteriores, las antigüedades de las Grandes Civilizaciones de Italia, Grecia y Egipto se habían entendido como los restos físicos de las primeras fases en el camino hacia la civilización, y las de Mesopotamia y Palestina como aquellas que conducían hacia el cristianismo. Sin embargo, las percepciones de las antigüedades latinoamericanas serían generalmente muy diferentes. Desde el principio, las antigüedades de América Latina permanecieron en una posición difícil. No respondían al canon clásico o religioso y, por lo tanto, no podían integrarse en el pasado de la civilización occidental. Sin embargo, se intentaron algunas comparaciones. Una con Egipto. ------------------